La muestra, la más importante de la Expo 2015, reúne catorce pinturas de uno de los padres del arte occidental

Por primera vez en siete siglos el «Polittico Stefaneschi» sale de los Museos Vaticanos. Es un acontecimiento. Los expertos la definen ya como una exposición histórica e irrepetible, por la extraordinaria calidad de las catorce pinturas seleccionadas, prevalentemente sobre tabla, y la excepcionalidad de los préstamos. La dedicada a Giotto di Bondone (1267–1337) será la gran exposición realizada en Milán con motivo de la Expo 2015, desde el 2 de septiembre hasta el 10 de enero, en el Palazzo Reale.

Por primera vez en siete siglos, el citado «Polittico Stefaneschi», pintado para el altar mayor de la primera Basílica de San Pedro, una obra maestra absoluta, ha abandonado los Museos Vaticanos. Lo ha hecho en un camión especial de 4 metros de alto, acompañado de una imponente escolta policial.

«Se trata de una obra que es mucho más que una pintura con santas figuras. Marca un hito en el arte, porque revela que Giotto tenía un conocimiento muy detallado y profundo de las fuentes literarias, históricas y teológicas, incluso sobre las circunstancias de los martirios de San Pedro y San Pablo», manifiesta Serena Romano, comisaria de la exposición.

Italia y Giotto

Italia debe mucho a Giotto, considerado entre los padres de la historia del arte occidental. De ahí que la exposición se titule «Giotto, l’Italia». En la «Divina Comedia» se tiene ya una primera muestra de la grandeza de Giotto. Dante lo cita en el «Purgatorio» (canto XI), subrayando que el alumno Giotto superó al maestro Cimabue realizando una revolución figurativa decisiva, atribuyendo una presencia tridimensional a las figuras de sus pinturas. Antes de Giotto se pintaban ideas abstractas. Con él las imágenes alcanzaron una evidencia real desconocida desde los tiempos de la antigua Roma. Sus vírgenes son como madres terrenales. En los célebres frescos de Asís y de Pádova, en las historias de San Francisco y del Evangelio algunos personajes son auténticos retratos.

Giotto, también escultor y arquitecto, se convirtió incluso en vida en un artista símbolo, un mito cultural, con un reconocimiento que no solo no ha disminuido sino que ha crecido con el tiempo. En el Palazzo Reale se podrán admirar, en secuencia cronologica, obras juveniles, cuando Giotto trabajaba entre Asís y Florencia, como el fragmento de la «Virgen de Borgo San Lorenzo», y la «Virgen de San Giorgio a la Costa». Después, la fase de Pádova del artista se documenta en la témpera sobre tabla «Dios Padre en trono», procedente de la capilla de los Scrovegni. La exposición se completa con las pinturas de la fase final de la carrera de Giotto, entre ellas «Polittico Baroncelli» (1328), conservado en la basílica de la Santa Cruz de Florencia.

Genio artístico

El estilo de Giotto atrajo seguidores en toda Italia. Para encargarle obras lo buscaron cardenales, órdenes religiosas, banqueros y la nobleza, desde Nápoles a Milán. A su genio artístico Giotto supo unir una gran capacidad de organización, convirtiendo su taller en una especie de empresa o sociedad con numerosos ayudantes. Dada la magnitud de su trabajo, se hace casi imposible completar un catálogo de sus obras autógrafas y señalar las que corresponden a intervenciones de sus colaboradores.

Dice Giorgio Vasari que Giotto impuso su revolución artística, su arte figurativo, en toda la península.

Fuente: Angel Gómez Fuentes. ABC

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